Caminar no solo es sostenible en términos de forma de desplazarnos, sino que antiguamente era nuestro principal mecanismo de transporte. Lo hacíamos por necesidad, no por voluntad. La disciplina no era necesaria, simplemente no había otra opción. Con la invención de los coches y de otros tipos de vehículos , los ascensores y las escaleras mecánicas, todo esto cambió. Caminar se ha convertido en ese mal necesario que nos lleva de un sistema automático de locomoción al siguiente.
Por todo lo expuesto y teniendo en cuenta que existen muchas alternativas menos saludables, es importante examinar los numerosos beneficios en la salud que produce caminar, mucho más allá de las calorías quemadas:
- Bueno para el corazón: Caminatas cortas y frecuentes reducen los triglicéridos y la presión arterial. De hecho parece que caminar es mejor que correr para la salud cardiovascular.
- Bueno para perder peso: Sin duda quemas menos calorías que con otras actividades más intensas, pero este no es el único parámetro. A baja intensidad tu cuerpo utiliza más porcentaje de grasa.
- Bueno para los más jóvenes: Los niños que van caminando al colegio tiene menos sobrepeso.
- Bueno para los mayores. En personas mayores con trastornos cognitivos, caminar mejora la memoria más que suplementos dietéticos, disminuye el riesgo de cataratas y la mortalidad.
- Caminar más de 8.000 pasos al día mejora los resultados del entrenamiento.
- Es la mejor actividad considerando un análisis riesgo-beneficio para personas en muy mal estado físico o de edad avanzada.